Emiliano Martinez

Tuvo lucidas actuaciones, especialmente en la semifinal que enfrentó a Argentina con Colombia. En la definición por penales, Dibu se tomó revancha de Yerry Mina (al que logró desconcentrar en los instantes previos, en una conducta que según algunos podría considerarse antideportiva)​ al atajar el disparo del colombiano, deteniendo también los de Davinson Sánchez y Edwin Cardona, coronando así una actuación histórica que depositó a la Argentina en la final y transformándolo en el arquero que más penales ha atajado en un partido oficial,sin contar disparos desviados por el rival.

En la final tuvo dos atajadas enormes en el segundo tiempo para salvar a Argentina. Un remate de Richarlison que tapó a puro reflejo y otro a Gabigol tras un centro muy peligroso que pudo meter el manotazo para sacarla por arriba del travesaño. Tuvo algunos pequeños errores con los pies, pero mostró una seguridad enorme durante todo el certamen y lo confirmó en la final al ser elegido el mejor arquero de la Copa.

Rodrigo De Paul

En la final tuvo un partido perfecto, en los diferentes aspectos que requiere una final: con pelota fue claro, se desdobló en ataque y puso dos pelotas de gol descomunales. En la primera, su pase largo fue gol de Di María. Sobre la hora, dentro del área, dejó mano a mano a Messi, que no pudo definir. Sin pelota estuvo en todos lados y se sacrificó por el resto: fue relevo de cada compañero que quedó mal parado. Estuvo siempre cerca de la pelota.

Lionel Messi

En la final fue bien presionado por un Brasil que siempre pudo doblarle o triplicarle la marca. En las pocas veces que pudo recibir con ventaja no logró desequilibrar. En una lo bajó Marquinhos, en dos ejecutó mal y en la clara que tuvo, sobre el final, no definió ante la salida de Ederson. Si Argentina fue campeón fue porque más allá de tener al mejor del mundo jugó como un verdadero equipo.